Las mujeres buscan abrir este deporte, hasta ahora exclusivo para hombres, y demostrar que no se necesita un gran peso para practicarlo.
Esta es una revolución, el deporte japonés tiene una tradición milenaria de 2 mil años y forma parte de los rituales del sintoísmo. Esta tradición prohíbe a las mujeres pisar la Arena Sagrada de Kokugikan de Tokio en donde se realizan las competencias oficiales.
No obstante, desde el 2007 pueden participar en competiciones amateur internacionales y mientras no entren en competencia de sumo la federación no tiene problema en incluirlas.