Contra nueve rivales, dos postes caprichosos y una mala suerte inédita en esta campaña, León rescató el empate a uno ante los Reboceros de La Piedad.
Los michoacanos, cuyo plantel es de los mejores en la Liga de Ascenso, soñaron con una victoria trabajada a base de defensa, cuando Roberto Nurse les dio la ventaja al arranque del segundo tiempo (minuto 52).
Hasta entonces, casi 30,000 aficionados sufrían por las fallas ofensivas de su cuadro, la ausencia por lesión del colombiano Éisner Loboa y por el colmillo extremo de los Reboceros, adoctrinados para fingir faltas, perder tiempo y aprovechar cualquier error.
Con todo en contra, incluso la creciente presión desde la tribuna, a los Verdes se le aclaró el panorama cuando el silbante, Mauricio Martínez, decidió pasarle la factura de la marrullería a los visitantes.
En ocho minutos echó a dos michoacanos (Eduardo dos Santos al ’56 y Gastón Otreras al ’63), lo que empujó de golpe a los esmeraldas hacia el marco contrario.
Fue una presión total, incesante y por momentos asfiziante. Sebastián Maz, Luis Nieves, Éder Pacheco y Darío Burbano atacaron uno al lado del otro, respaldados por medocampistas y apenas uno o dos defensas, ya inneceasarios en su zona y transformados, a veces, en arietes de emergencia.
La Piedad aguantó cuanto pudo. Bendijo los dos postes que evitaron la igualada y multiplicó sus piernas para tapar disparos, sólo hasta que, a 11 minutos del final, Luis Nieves aplicó justicia.
Su disparo, angulado, potente y empujado por 30,000 almas, fue el premio a la presión, aunque el gusto no acabó de convencer. Fue como probar bocado tras un largo ayuno, sólo para darse cuenta de que el platillo, aunque nutritivo, era amargo.
Un empate que mantiene el invicto y el liderato, aunque las cuentas entre esmeraldas y michoacanos siguen pendientes. Seguro se verán en Liguilla y, para bien del León, más vale que se escriba otro tipo de historia.
[imagebrowser id=10]
[imagebrowser id=11]