La policía de Sao Paulo dispersó este lunes con gases lacrimógenos a manifestantes que apoyan la huelga del Metro, en una nueva jornada de tránsito caótico a solo tres días de que esta ciudad reciba la inauguración del Mundial.
Un grupo de unos 150 manifestantes prendió fuego a montañas de basura para bloquear el tránsito en una avenida del centro de Sao Paulo. Unos 25 policías lanzaron gases lacrimógenos y bombas de estruendo para dispersarlos.
Pero los manifestantes se reagruparon, muchos huelguistas se les sumaron, y unos 300 marchaban hacia la secretaría de Seguridad del estado de Sao Paulo coreando “¡No habrá Copa, habrá huelga!”.
El paro de empleados del Metro, en su quinto día, plantea una amenaza para el buen desarrollo del Mundial en esta ciudad de 20 millones de habitantes, donde el jueves Brasil y Croacia disputarán el primer partido de la Copa.
La policía también lanzó el lunes una bomba de ruido contra un grupo de unos 70 trabajadores del Metro en huelga que entraron a la estación Ana Rosa para convencer a supervisores de unirse a la paralización, dijo el presidente del sindicato, Altino Melo dos Prazeres.
La policía dejó luego partir a la mayoría, pero detuvo a 13 huelguistas en esta estación donde la semana pasada las fuerzas del orden ya dispersaron a manifestantes a toletazos y con gases lacrimógenos.
El Metro de Sao Paulo transporta cada día a 4.5 millones de personas y es fundamental para llegar al estadio mundialista Arena Corinthians.
Tres de las cinco líneas operan parcialmente desde el jueves pasado, y provocaban este lunes inmensos embotellamientos de autobuses y automóviles.
60 despidos
Sesenta funcionarios del Metro que “fueron identificados en actos de vandalismo, de bloqueo físico, que incitaron a la población a saltar torniquetes” serán despedidos “por justa causa”, anunció el secretario de Transportes del estado de Sao Paulo, Jurandir Fernandes.
Y prometió más despidos: “Estaremos preparando una lista de todos los que no vienen al trabajo, porque los que no vienen a trabajar por una huelga declarada ilegal y abusiva ya están incurriendo en una falta gravísima y esto es penalizado con el despido por justa causa”, añadió.
El presidente del sindicato calificó los despidos de “inadmisibles”.
“Si el gobierno hace eso, en vez de disminuir el problema éste se va a inflamar aún más (…) Aumentará la tensión y creo que para la Copa y para la FIFA esto no será interesante”, dijo dos Prazeres, y llamó al gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, a negociar.
El sindicato de empleados del metro insiste en mantener la huelga hasta conseguir un aumento salarial de 12.2%, pese a que la justicia la declaró ilegal y el gobierno estatal amenaza con despidos y gigantescas multas.
La empresa estatal que administra cuatro de las cinco líneas del metro paulista ofrece un alza de 8.7%.
Arthur Lessa, un funcionario del Metro en huelga, se queja de que su salario de 1,300 reales (580 dólares) por mes no le alcanza para mantener una familia.
La paralización del metro se enmarca en una serie de protestas y huelgas que han sacudido el país en las últimas semanas al acercarse el Mundial, protagonizadas por conductores de autobús, policías, vigilantes de bancos o profesores.
Llamado a la civilidad
En medio de las protestas, pero sin mencionarlas, la presidenta Dilma Rousseff pidió en la noche del domingo “alegría, fuerza y civilidad” a los brasileños, y aseguró que el Mundial será una fiesta.
El nuevo estadio Arena Corinthians tiene previsto recibir el 12 de junio la ceremonia de apertura del evento ante más de 60,000 personas, incluidos la presidenta Rousseff y 11 jefes de Estado y de gobierno, así como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Sao Paulo será sede de seis juegos del Mundial.
Tras la llegada el domingo a Brasil de grandes selecciones como Alemania, Inglaterra y la actual campeona España, este lunes se aguarda la llegada de Estados Unidos, Ecuador, Francia, Argentina, Uruguay, Honduras y Costa Rica.