By El final más triste y más injusto para una leyenda del Barcelona. Víctor Valdés, el meta que más felicidad ha dado a los aficionados de un club centenario se despidió del Barça de la peor manera posible. En una camilla y entre lágrimas rumbo al hospital con el ligamento anterior de su rodilla roto. Ahí acabó el partido, los dos goles de Neymar pasaron a un segundo plano, la victoria poco importó a un equipo que vuelve a encontrarse con otro escollo en el camino hacia los éxitos.
La lesión, como pasa con las más graves, se produjo de la forma más tonta. Orellana lanzó una falta que el colegiado inicialmente pitó dentro del área pero su asistente le salvó del ridículo y le recordó que la mano de Adriano había sido un metro fuera de la lína que delimita el área. La falta la lanzó Orellana y la atajó Valdés, que al caer del salto su ligamento se rompió.
Rápidamente el capitán del Barça lanzó fuera el balón para que los médicos fueran a atenderle. Ahí empezó el pánico en el Camp Nou y entre sus compañeros, que veían a un Valdés lloroso subiéndose al coche mecánico que retira del campo a los jugadores que no pueden salir del campo por su propio pie. Los gestos de dolor eran claros y las lágrimas aparecieron en los ojos de un Valdés que veía como esos eran sus últimos minutos como jugador del Barça en el Camp Nou.
Ahora Valdés se encuentra con una lesión grave y que lo tendrá seis meses fuera de los terrenos de juego, por lo que no podrá jugar los partidos importantes de su última temporada con el Barça, se quedará sin Mundial y se verá a partir del 30 de junio a priori sin equipo y con la rodilla en plena recuperación.
El partido acabó 3-0 con dos goles del ‘problema’ Neymar y otro de Messi, que acabaron con un Celta inofensivo en la primera mitad y que solo llegó con peligro a la portería de Pinto en la segunda parte, donde el arquero andaluz hizo dos intervenciones de mérito.
Las lágrimas de Valdés empañaron la victoria y le restaron toda la importancia a una victoria muy importante para el Barça, en la que Neymar volvió a ver puerta -por dos ocasiones- y la sociedad Messi e Iniesta -que se retiró en el descanso- volvió a convertirse en esencial para desatascar un partido que fue una pesadilla para el portero más laureado de la historia del Barça, que parece que no volverá a vestir la camiseta de su club de toda la vida.
